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Ámsterdam: Del museo Van Gogh al distrito rojo en un día

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Ámsterdam es una de las ciudades que siempre había tenido ganas de visitar. Por historia, por peculiar o por los comentarios que había escuchado, la capital de los Países Bajos me parecía un destino casi obligado cuando se viaja a Europa. Gracias a un viaje para estudiantes que partía desde Colonia al fin pude visitar la mencionada ciudad aunque solamente por un día, que gracias a que fue bien aprovechado, me deja satisfecha.

Si bien la ciudad tiene mucho que ofrecer a los visitantes para un viaje corto hay que elegir muy bien los objetivos y aprovechar la compra de boletos de reserva que los museos y putos de interés más destacados proponen en línea. En mi caso, comprar las entradas para el Museo Van Gogh en línea fue definitivamente una ventaja pues nos ahorró cerca de una hora de fila. No obstante, no hacerlo para la Casa de Anne Frank significó esperar alrededor de media hora entre el frío y el cansancio.

Transporte
Ámsterdam es quizá una de las ciudades a las que más fácilmente se puede llegar desde Europa. De Francia, Bélgica y Alemania bastará con tomar un tren o (como fue mi caso) un autobús si nos encontramos en la zona más cercana a Holanda. Por otra parte, aerolíneas como KLM, Air France y Lufthansa (entre las caras) así como German Wings tienen vuelos hacia el aeropuerto que conecta con el centro de la ciudad a través del metro.

El centro de la ciudad incluye lo más destacado: Museo Van Gogh, Casa de Anne Frank, Mercadillo de Flores, Palacio Real y demás atracciones; por ello, es recomendable hacer el recorrido a pie e ir disfrutando de las diferentes vistas de los canales y las casas típicas que adornan la calle. Como buena capital, pueden optar por el metro si se dirigen a algún destino más lejano. Pero si hay algo por lo que Ámsterdam es conocida es por las bicicletas. A mi en alguna ocasión alguien me dijo que escuchar la campana de la bici era «el sonido de la muerte» y con un día en el lugar me bastó para comprobarlo. Más vale hacerse a un lado, cruzar rápido y permanecer siempre en el lado seguro de la banqueta que arriesgarse a que uno de los miles de conductores de este medio de transporte lo atropelle y peor… tener que pagarle la bicicleta porque ellos tienen preferencia. También pueden optar por ser uno de los que juega a arrollar al peatón y rentar una bicicleta (son rojas y están en diferentes stands).

Alojamiento:
Aunque no puedo decir nada al respecto ya que no me quedé en la ciudad sí puedo recomendar buscar un Hostal cercano a la zona de los museos, aquí es posible llegar caminando a todas las atracciones y a mi parecer es más bonito que el resto del lugar sin perder el ambiente de la ciudad.

Para Visitar:

Museo Van Gogh – El museo tiene tres pisos de obras de Van Gogh y aristas contemporáneos o que lo inspiraron entre los que destacan Monet y Gaugin. Además, los cuadros El Dormitorio y Los Girasoles (en Londres hasta el 27 de abril), están también en  la colección permanente del museo. Aunque los 15 euros que cuesta la entrada podrían parecer demasiado, las obras de se exhiben valen la pena en especial si son amantes del arte y de la vida del pintor (Quien por cierto no se cortó toda la oreja sino solo un cacho). Aquí pueden comprar las entradas en línea.

Casa de Anne Frank – Como ya  escribí en otra publicación dedicada enteramente a esto, el anexo secreto en donde los Frank pasaron dos años de su vida es impactante por lo histórico y lo representativo del lugar. Tal como en el museo Van Gogh, es posible comprar los boletos en línea, la casa cierra a las 21:00 los sábados por lo que es el lugar perfecto para ir cuando otros museos ya han cerrado.

Palacio Real – El palacio real de la familia Holandesa está ubicado en el centro de la ciudad y es el punto de encuentro para muchos viajeros así como el punto de fiesta durante «El día del rey» que se celebra a finales de abril y es una de las fiestas nacionales del país. Aunque no tiene los elementos majestuosos que podríamos esperar de un Palacio vale la pena verlo y sacar la foto.

Canales y Calles del centro – Ámsterdam es una ciudad estéticamente linda. Las casas tienen una inclinación dictaminada por la imposibilidad de meter muebles grandes por las puertas que tenían un impuesto determinado según su ancho, las calles están llenas de estructuras típicas y los canales le brindan algo especial. Eso sí, que sea la Venecia del norte es un poco exagerado.

Distrito Rojo – A muchos viajeros les llama la atención el Distrito Rojo y en por curiosidad merece visitarlo. Las famosas vitrinas tienen mujeres para todos los gustos que han hecho de la prostitución una forma de vida completamente legal en el país. Recorrer un par de calles dará una idea general de lo que hay en la zona pues las vitrinas son prácticamente iguales y si no se está buscando nada en específico bastará con un recorrido breve. Al finalizar el distrito con sus peculiares colores podemos encontrar la iglesia más antigua de Holanda, la cual, servía para las indulgencias de los marineros que tras pasar por la zona se disponían a ir a casa.

IAmsterdam Am Amsterdam – El letrero de la ciudad se ha convertido ya en un ícono de la misma y se ubica justo frente al Rijksmuseum  en el Museumplein. Hay que recordar que también hay uno de estos letreros en el aeropuerto y otro que aparece en diferentes partes de la ciudad. Eso sí, tomar la foto en estas letras no será nada fácil con la cantidad de personas que quieren hacer lo mismo. Paciencia o despertarse a las 7 am.

 

 

 

 

La otra cara: Amsterdam también es entendido por muchos como sinónimo de desmadre y es el lugar al que acuden con un objetivo específico: Coffee Shops. Estos locales donde se vende marihuana y productos derivados de la misma están llenos de turistas y son fáciles de reconocer en primera por los letreros y en segunda por el olor.  Yo prefiero ser espectadora «de lejitos».

 

 

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